EL ESPECTADOR

“Los 500 días de Escobar”: reflexiones de una Colombia violenta

MATEO MEDINA ESCOBAR mmedinae@elespectador.com @tamdemes

Treinta años después de la muerte del narcotraficante, el documentalista Simón Hernández, junto a los periodistas Ricardo Calderón, Jaime Flórez y Johanna Álvarez, de la Unidad Investigativa de Noticias Caracol, reconstruyeron los últimos 500 días de la vida del capo. El trabajo audiovisual reflexiona sobre el fenómeno de la violencia, una constante en la historia del país. Jorge Cardona, exeditor general de El Espectador, fue el director de contenido de este trabajo audiovisual.

El 2 de diciembre de 1993, con la muerte de Pablo Escobar, el país creyó que cerraba uno de los capítulos más violentos de su historia. Hasta entonces, y como nunca antes, el narcotráfico había permeado en lo más profundo de la sociedad colombiana y su paso dejó una estela que se narró con carros bomba, asesinatos y secuestros.

Con la muerte del narcotraficante y asesino se tuvo la ilusión de que la violencia mermaría y que las energías que se centraron en acabar con el jefe del cartel de Medellín podrían ser destinadas a otra cosa, pero no fue así. Las guerrillas y los grupos paramilitares asomaron las cabezas que estaban camufladas y obnubiladas por la presencia del capo y la guerra se siguió librando en varios frentes. El documental Los 500 días de Escobar (la vertiginosa caída del Patrón), que se estrena hoy en Caracol Televisión, a las 9:30 p.m., reflexiona con valiosas imágenes de archivo y entrevistas a sobrevivientes de la época cómo es la postura de la sociedad frente a la violencia.

“Acá en Colombia hay una degradación de la guerra. Ya nos acostumbramos a esta. Las víctimas son de todos los lados”, explica Simón Hernández, director del documental y quien habló para El Espectador. El realizador contó que la “cacería” del narcotraficante fue asumida por la Fuerza Pública, el cartel de Cali y los grupos paramilitares. Un triunvirato que provocó un agravamiento de la guerra.

Simón Hernández ha dirigido diversos proyectos documentales, entre estos Pizarro (2017), que sigue a María José Pizarro, una de las hijas de Carlos Pizarro Leongómez, candidato a la Presidencia de la República asesinado en 1990, en su búsqueda de identidad 25 años después de la muerte de su padre. El documentalista también dirigió La venganza de Jairo (2019), sobre el precursor del cine de ciencia ficción y terror en Colombia, Jairo Pinilla.

Reconstruir la historia

El documental tuvo como base la investigación periodística, la cual estuvo a cargo de Jorge Cardona, exeditor general de El Espectador; Ricardo Calderón, jefe de la Unidad Investigativa de Noticias Caracol, y Jaime Flórez y Johanna Álvarez, integrantes de esa Unidad, quienes buscaron los documentos y las fuentes en las que se soporta el trabajo audiovisual. “Cuando ya teníamos la cronología de los eventos, buscamos a los protagonistas que estuvieron presentes durante todo este tiempo. También generamos una pregunta: ¿qué es lo que sucede después de la muerte de este narco?”, cuenta el director.

Con los archivos de medios nacionales, internacionales y otras fuentes se reconstruyeron los últimos 500 días del narcoterrorista. Gustavo Salazar, su abogado; Alonso Salazar, su biógrafo; Javier Peña, exagente de la DEA; Édgar Jiménez, el Chino, su fotógrafo personal, y Carlos Ramón Zapata, el Médico, quien formó parte de los Pepes (Perseguidos por Pablo Escobar), fueron algunas de las personas que hablaron para este documental. “Sobrevivientes de la guerra provocada por el narcotráfico”.

Carlos Mario Correa, corresponsal de El Espectador en Medellín entre 1988 y 2001, fue amenazado de muerte por el propio Escobar, y Nicolás Escobar, sobrino del narcotraficante. “Me pareció que Nicolás era una persona muy traumatizada por la guerra, llegó muy miedoso diciendo que lo iban a matar”, recuerda Hernández, quien asegura que las personas que hablaron para el documental fueron de una u otra manera sobrevivientes de ese conflicto con los narcos.

Sobre el nefasto personaje se ha hablado mucho en libros, películas y producciones de televisión, como en la telenovela Escobar: el patrón del mal, el libro La parábola de Pablo o la película colomboespañola Escobar, la traición. Este documental cuenta desde otro punto de vista el impacto de su violencia y la de los carteles en la sociedad colombiana.

La memoria en Colombia

“Creo que en Colombia hay un problema con la memoria. A los sistemas de poder no les interesa trabajar sobre la memoria, construirla desde distintas voces para generar una persona social mucho más reflexiva. Nos falta mucha reflexión como sociedad, de ver lo que sucede, mucha gente ve y aprende la historia a través de las telenovelas”, asegura Simón Hernández.

“Revisitar la historia siempre nos va a generar nuevos anclajes para repensarnos a nosotros mismos y para representarla. Lo que nosotros tratamos es darle un granito de arena a Colombia”, explica el documentalista. “Cuando estamos concluyendo la película abrimos una pregunta sobre la nueva realidad de lo que es el país, porque pensamos que con la muerte del más violento iban a acabar muchos de los males del país, pero creo que eso fue como una semilla que se abrió para otros nuevos y peores males”.

“Hay tantos niveles, tantas capas de violencia, que es muy complicado entender de dónde vienen las cosas. El trabajo del documental es un impulso para eso, para jalar el hilo de la historia y tratar de entender de dónde viene este motor de violencia en el que vivimos”, termina diciendo el director del documental.

‘‘Revisitar la historia siempre nos va a generar nuevos anclajes para repensarnos a nosotros mismos y representar nuestra historia”.

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2023-12-03T08:00:00.0000000Z

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